Soy tonta. A veces pienso que se puede uno reconocer que, amigo, no eres tan inteligente. Y que hay personas más inteligentes, más talentosas, etc. Siempre me han alabado injustamente en cuanto a mi inteligencia. Todo comenzó en la familia. Desde pequeña querían ver buenas calificaciones y la entrada a la universidad era una obsesión. Sin entender que las calificaciones las obtenía a la fuerza. Y muchas materias no me interesan. Por ejemplo, matemáticas y otras ciencias exactas. Gracias a la educación en casa, los maestros me ayudaban como podían. Estudié en casa. Y eso me salvó y me ayudó a terminar la escuela. También me salvó el hecho de que en el año en que me gradué, matemáticas no eran un examen obligatorio. Y no elegí matemáticas, para alegría mía y de mis maestros. Apenas terminé la universidad, quedándome un año más. Y en la universidad solo estudié lo que quería. Pero nadie entendía que no tengo una mente especial ni habilidades. ¡Y hay tantas expectativas después de graduarse! Y los familiares se sorprenden de que no trabajo ni gano dinero. Lamentablemente, no tengo tanto cerebro. Y en mi país solo ganan dinero los informáticos (y ni siquiera todos), y los médicos. ¡Los demás solo en negocios! ¡No vivo en Estados Unidos! Aunque en todas partes escribo que estoy en Estados Unidos. No tengo cerebro para ser informático o médico. Sí, imaginen, ¡no tengo cerebro! ¡Eso pasa! No todos saben resolver matemáticas y pasar exámenes. Y, en general, seguir estudiando en esta especialidad. Para hacer negocios se necesitan padres con capital inicial. O, de nuevo, cerebro y suerte, ¡de las que no dispongo!
